domingo, 1 de septiembre de 2013

Cómo es la gente de este pueblo?

Cuenta la historia que en la entrada de un tranquilo pueblecito había un anciano sentado en un banco.

Como ya estaba retirado y era el hombre más viejo del poblado, pasaba el día sentado, saludando a todo el que entraba y salía del pueblecito.

Un día llegó un forastero, se le acercó y luego de saludar preguntó:

-Señor, pienso quedarme a vivir en este lugar, ¿Cómo es la gente de este pueblo?
-Primero dígame usted como era la gente del pueblo donde usted vivia, le contestó el anciano
-La gente del pueblo donde yo vivia era chismosa, intrigante, amargados, siempre estaban de mal humor, por eso decidí mudarme
-Ah, caray!, que casualidad, la gente de este pueblo es así mismo, chismosa, amargada e intrigante, explicó el anciano.

A los pocos minutos estaba entrando a la ciudad otro hombre interesado en vivir en el poblado, quien al ver al anciano se le acercó y le hizo la misma pregunta:

-¿Cómo es la gente de este pueblo?
-Antes de contestarle, dígame como era la gente de la ciudad en que usted vivia?
-La gente del pueblo donde vivia era servicial, alegre, trabajadora, honrada, amigable y muy alegre
-Así mismo es la gente de este lugar!, dijo el anciano.

Otro hombre que disimuladamente estaba cerca y escuchando las conversaciones, le preguntó al anciano:

-¿Cómo es posible que usted le de dos respuestas totalmente opuestas, diferentes, a una misma pregunta?
-Lo que ocurre es que tanto la amargura, las frustraciones, así como la alegría y el optimismo, son cargas personales y comportamientos que la gente tiene y que llevan a cualquier parte del mundo donde residan, el problema no está en el entorno sino en el corazón de las personas.